
Un esguince de tobillo es una de las lesiones más comunes, especialmente entre deportistas y personas activas.
Basta un mal paso, un terreno irregular o un movimiento brusco para que los ligamentos que sostienen el tobillo se estiren o rompan. ¿Sabías que aproximadamente el 25% de todas las lesiones deportivas son esguinces de tobillo? Reconocerlo a tiempo y saber cómo actuar puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y complicaciones a largo plazo.
¿Qué es un esguince de tobillo y cómo se produce?
Un esguince de tobillo ocurre cuando los ligamentos que conectan los huesos del tobillo se estiran más allá de su límite o se desgarran. Estos ligamentos son esenciales para mantener la estabilidad de la articulación y evitar movimientos anormales que puedan dañarla.

La mayoría de los esguinces suceden cuando el pie se tuerce hacia dentro, conocido como inversión del tobillo. Esto puede pasar al pisar mal en una superficie irregular, al saltar y caer de forma inadecuada o durante actividades deportivas que requieren cambios rápidos de dirección.
La gravedad del esguince varía desde un estiramiento leve hasta una rotura completa del ligamento.
Cómo identificar una torcedura de tobillo
Reconocer un esguince a tiempo es fundamental para evitar daños mayores. Los síntomas más comunes incluyen dolor inmediato en el área afectada, hinchazón y dificultad para apoyar el pie.
A menudo, el tobillo puede presentar moretones o hematomas debido a la ruptura de pequeños vasos sanguíneos.
El dolor suele intensificarse al intentar mover el tobillo o al poner peso sobre él. En casos severos, la persona puede escuchar un chasquido en el momento de la lesión y experimentar inestabilidad al caminar.
Sin embargo, no todos los síntomas son evidentes al instante, por lo que es recomendable observar la evolución en las primeras 24 a 48 horas.
Si el dolor es muy intenso, la hinchazón no disminuye o hay imposibilidad para mover el tobillo, es necesario acudir a un especialista. A veces, un esguince puede confundirse con una fractura, por lo que una evaluación médica y radiográfica es esencial para un diagnóstico correcto.
Beneficios de la fisioterapia para tratar un lesión ligamentaria
La fisioterapia juega un papel crucial en la recuperación de un esguince de tobillo. Más allá de aliviar el dolor y la inflamación, ayuda a restaurar la movilidad, fortalecer los músculos y prevenir futuras lesiones. Un tratamiento adecuado puede reducir significativamente el tiempo de recuperación.

Los fisioterapeutas utilizan técnicas como masajes, movilizaciones articulares, electroterapia y ejercicios específicos que mejoran la circulación y aceleran la reparación de los tejidos. Además, la terapia manual puede ayudar a disminuir la rigidez y mejorar la función del tobillo.
Un programa personalizado de rehabilitación también incluye ejercicios de equilibrio y propiocepción, fundamentales para recuperar la estabilidad y evitar que el tobillo vuelva a torcerse.
La constancia y el seguimiento profesional son claves para asegurar que la lesión sane correctamente y que el paciente recupere su nivel de actividad habitual.
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